Esta receta es para la conservación de los vegetales, y para prolongar así su caducidad. Tengo un amigo que me regala mucha verdura y este fin de semana me surtió de calabacines. Después de preparar las típicas recetas de siempre, y viendo que aún sobraba verdura, se me dio por probar esta forma de conservación y ha quedado genial. Por supuesto, si se va a utilizar en GP, hay que escurrir bien el aceite para no sobrepasar la cantidad de este tipo de comida.
El aceite que sobre una vez se acabe la legumbre, se puede utilizar para condimentar, cocinar o para volver a marinar verduras.
Se puede hacer también con berenjenas, pimientos, tomates cherry, cebollas, ajos, etc.
Ingredientes:
1 calabacín grande, aceite de oliva virgen extra, ajo, sal y romero
Lavar y laminar bien fino el calabacín. Yo no tengo ya mandolina, con lo que lo hago a cuchillo, pero con la practica las laminas me quedan bastante bien. Hacer un par de minutos de cada cara en una plancha, sin grasa y enfriar.
Picar el ajo y mezclar con el romero, sal y el aceite. Poner una cucharada en el fondo de un frasco esterilizado, y disponer laminas de calabacín, alternando con más aceite. Al final, completar con aceite de forma tal que no queden espacios de aire prácticamente en el frasco, para que no se ponga malo.
Llegados a este punto, se puede meter en la nevera y esperar al menos 48 horas antes de consumirlo.
Pero yo para que dure un poco más, cerré el frasco, lo envolví en papel de periódico y lo puse a hervir en una olla grande, que cubra y supere unos 2 cms la altura del frasco. Una vez rompa a hervir, dejar 15 minutos, luego apagar el fuego y dejar ahí hasta que se enfríe completamente. Este es un sistema de conservación que utilizo frecuentemente con cada conserva que hago, sea fruta, mermelada, o como en este caso, vegetales marinados.
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